El
Ministro Hernán Lombardi se lanzó en el día de ayer a un intenso
raid mediático de mentiras para encubrir, con un falso e impostado
discurso "democrático", el vaciamiento deliberado de la
Televisión Pública, que busca desactivarla para liquidar el
servicio que presta a los argentinos, o eventualmente implementar una
privatización encubierta entregando su control a alguna productora
amiga, de lo cual hay ya algunos indicios.
En
el día de ayer, Lombardi se convirtió en un atleta del micrófono,
realizando notas en los programas radiales de Pablo Vilouta (La Red)
y Reynaldo Sietecase (Radio Con Vos), a quienes solicitamos derecho a
réplica y en La Nación + con su escriba favorito, Pablo Sirvén,
quien en la tapa de ese diario publicó las falsedades del pasado
domingo 7 de enero, sin consultar nuestra versión, más allá de
citar -apenas y mal- un comunicado.
“Creemos
en lo público”, contó el ministro, pero hay “privilegios que
nadie puede aguantar”. Lombardi sabe que los privilegiados no somos
los trabajadores, que tenemos salarios de convenio negociados con su
gestión en la última paritaria hace quince meses, sino los
funcionarios que se autofijaron determinados sueldos para cargos para
los que no concursaron. Es el caso de Carla Piccolomini, la esposa
del ministro de Modernización Andrés Ibarra, que cobró 196 mil
pesos durante casi dos años en el canal. Solo promediando con esos
montos es posible alcanzar las cifras que difunde el ministro.
Hernán
Lombardi miente cuando dice que la financiación de la TV Pública
sale en su totalidad del presupuesto nacional, cuando al menos el 70
por ciento proviene de un gravamen a empresas audiovisuales privadas
establecido por la ley 26.522, sobre la comercialización de los
productos y la publicidad propia, a lo que hay que sumarle lo que el
canal recauda en concepto de publicidad. Lo que Lombardi presenta
como privilegios, como el uso de los automóviles por parte de los
camarógrafos, es la práctica usual y convencional en absolutamente
todos los noticieros de los canales de televisión, simplemente
porque es mucho más económico y práctico para los medios hacerlo
de esa manera que tener una flota de autos con chofer, o contratar
taxis. Lombardi miente además cuando dice que la planta de la TV
pública se incrementó en un 70 por ciento entre 2002 y 2015. Una
mayoría de esos trabajadores ya cumplía funciones en el canal, pero
de manera tercerizada y sin estar registrados, y fueron sucesivamente
incorporados y legalizados. En el caso del noticiero, por ejemplo, la
planta disminuyó en relación al aumento de horas de aire -que pasó
de 19 a 30 horas semanales, y que con las actuales decisiones vuelve
a tener menos de veinte horas aire-, la creación de nuevas
plataformas como la web o nuevas funciones como la digitalización
del archivo histórico.
Por
último, miente también Lombardi y la gestión del canal cuando
afirma que con estas políticas persigue una TV Pública moderna y de
calidad. Fuimos en cambio los trabajadores quienes planteamos en
reiteradas oportunidades durante estos dos años la necesidad de
incorporar e implementar nuevas tecnologías, renovar el equipamiento
técnico que en algunos casos es obsoleto y avanzar en programas de
capacitación profesional, sin tener ningún tipo de respuesta
positiva por parte de las autoridades.
Aunque
ni Vilouta ni el servicial Sirvén se lo preguntaron, Lombardi
debería contarle a la opinión pública, en alguno de sus numerosos
y frecuentes contactos con los medios: a) en qué invirtió su
ministerio los 5000 millones de pesos recaudados en 2017 por la ley
26522, de los cuales solo el 20% fue destinado a la Televisión
Pública; b) Cuánto costó exactamente el contrato con la
multinacional Mercer América Latina durante un año para
suministrarle los datos falseados y ad hoc que repite en cada
entrevista, y que se resumen en echarle a los salarios de los
trabajadores del canal la culpa de todos los problemas de gestión y
política que tiene la Televisión Pública, y c) Cuál es la
programación y las políticas comunicacionales que su ministerio
diseñó para la Televisión Pública para 2018. Porque de eso,
Lombardi, dentro de su verborrea, prefiere no hablar.
La
actual política de vaciamiento y ajuste privará a la sociedad de
espacios importantes de información pública, como los noticieros de
fin de semana, carencia que consideramos una forma de censura
encubierta.
No
hay ningún tipo de programación ni propuesta profesional para el
2018, solo latas y tercerización. En la actualidad, solo los
noticieros y Cocineros Argentinos se realizan en el canal. La gestión
pretende una Televisión Pública vacía, sin noticias y sin
producción propia. Su política de ajuste llega al ridículo de
recortar todas las horas extras que, en una planta que disminuyó,
hecho crítico que se agrava en el período de vacaciones, pone en
riesgo la propia pantalla ya que no contamos con la dotación mínima
para garantizar la operatividad diaria. Según lo admitió
públicamente en su charla de café con Sirvén, (apenas) “el 15%
de la masa salarial de la Televisión Pública corresponde a horas
extras”. Su provocación llegó a tal nivel que trataron que los
informativos no se emitan para culpar a los trabajadores. No se lo
permitiremos: si esta semana los noticieros están al aire es por
exclusiva voluntad de sus trabajadores a contramano de las
indicaciones de la gestión. Para coronar esta provocación, los días
lunes y martes amanecimos con carros de asaltos y patrulleros de la
fuerza de seguridad en las instalaciones del canal público. La
policía como solución a todo, una fórmula repetida por estos días,
aunque Lombardi no se haga cargo.
Por
todo esto, estamos en estado de asamblea permanente y movilización,
exigiendo una solución urgente y alertando al conjunto de la
sociedad del brutal ataque a los medios públicos en general y a la
TV Pública en particular, del gobierno y la gestión encabezada por
el ministro Hernán Lombardi y el presidente de RTA, Miguel Pereira.
No
vamos a permitir que reduzcan el canal público a su mínima
expresión ni que lo privaticen de manera encubierta. No vamos a
permitir que avasallen nuestros derechos profesionales y laborales.
La información no es una mercancía ni un espectáculo, es un
derecho.
Toda nuestra solidaridad con Uds. entendemos que los ciudadanos debemos defender la TV Pública aunque muchos ocntendios hayan cambiado o ofendido nuestra inteligencia.
ResponderBorrarSolo les pido que cambien el tamaño de letra para un poco más grande. Abrazo
Teníamos una television públicade lujo. Cada día la destruyen más. Lo siento mucho por los trabajadores.
ResponderBorrarApoyo total frente a una gestión que no quiere ni le interesa lo público y menos los medios públicos. Abrazos, compañeras y compañeros.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo a todos la compañeros que defienden la TV pública!
ResponderBorrarFUERZA COMPAÑEROS!!!!
ResponderBorrarSi las cosas son como se manifiesta en este comunicado que los 4 sindicatos concurran a la justicia con las pruebas correspondientes y efectivilicen la denuncia correspondiente. No hay que esperar 10 años o mas para que se haga justicia
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